Se trata de una de las piezas más míticas de la artista. La cual está inspirada en uno de los poemas más conocidos de Antonio Machado “caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Además se ha repetido en numerosas ocasiones y en diversas ciudades.
Esta performance comienza en diversos puntos de la ciudad desde los cuales parten diferentes personas con un rollo de cinta adhesiva en sus manos, con el cual va marcando su camino, es decir, indican de dónde vienen pero no hacia dónde van, literalmente van dejando huellas. Este recorrido culminará con el encuentro de los participantes. El público no está ni invitado ni rechazado a participar, su participación tiene que ser espontánea ya que Esther Ferrer no explica lo que va a hacer, sino que simplemente lo hace.
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